Vida o Muerte: La Opción Está en Tus Manos

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Foto ilustración por Lina Troche, de Unsplash.com.

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SAN DIEGO — Un día, un joven discípulo quiso poner a prueba la sabiduría de su maestro. Tomó un pequeño pollito y lo escondió entre sus manos. Su plan era presentarse ante el maestro y preguntarle:
“Maestro, ¿el pollito que tengo en mis manos está vivo o muerto?”
Si el maestro respondía que estaba vivo, el discípulo apretaría sus manos y lo mataría. Si decía
que estaba muerto, lo soltaría para que volara. De este modo, pensaba que cualquiera que fuera la respuesta del maestro, él podría demostrar que estaba equivocado.
Cuando el joven se presentó y formuló la pregunta, el maestro lo miró con serenidad y le dijo: “La respuesta está en tus manos”.
Esta parábola es común en varias tradiciones culturales para resaltar la responsabilidad y libertad de nuestras decisiones. En la tradición bíblica recuerdo algunas citas que vienen a mi memoria:
“…He puesto delante de ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. ¡Elijan, pues, la
vida, para que vivan ustedes y sus descendientes!” (Dt.30:19-20).
“No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados. Evítalo, no pases por
él; aléjate y sigue adelante” (Prov.4:14-15).
Esta tensión de elegir entre el bien y el mal nos acompaña toda nuestra vida, desde los detalles
más pequeños, como detenerse y salirse del camino para ofrecer una limosna; hasta las grandes decisiones de escoger una profesión, o decidir tener familia, decisiones mayores que marcan nuestros destinos.
Observar, analizar, sentir, ponderar, discernir y decidir son actividades claves para ejercer la
libertad. Esa libertad que nos caracteriza como seres humanos, hoy está amenazada. Las
corrientes de opinión que nos invaden con mensajes opuestos, nos confunden y a veces nos
hacen creer que lo bueno es malo y que lo malo es bueno. Nos han “hackeado” el espíritu.
Cada vez que usamos el celular y manifestamos nuestras preferencias, los sistemas que controlan el mercadeo, saben lo que nos interesa, nuestros gustos y preferencias para seducirnos. Nos presentan, bajo apariencia de “bien” y “felicidad”, objetos y planes para el éxito y la abundancia material, valores que guían sus intereses y estrategias.
Hoy nos cuesta ver con claridad, hay mucha nebulosidad a nuestro alrededor, muchos mensajes constantes que nos distraen, muchas falsas ilusiones; hoy nos cuesta escuchar con claridad, hay mucho ruido, gritos y guerras.
Un buen principio que aprendí como excursionista es que al sentirnos perdidos hay que regresar a la base. Tomar conciencia de que estamos perdidos es el primer paso para tomar la decisión de volver a la base.
Lo que no se hace consciente el inconsciente lo hace destino, decía el gran psicólogo Carl Jung. Despertar de la somnolencia e insensibilidad que producen los “opiáceos” comunicacionales. Buscar ayuda, mirar hacia adentro, enfrentar nuestras sombras, crear espacios de silencio para escuchar la voz íntima de nuestra conciencia que nos recuerda el anhelo y sentido más profundo de nuestras vidas en esta tierra: amar y ser amados.
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio son una fuente privilegiada para aprender y pedir la gracia del discernimiento, escuchar el plan de Dios grabado en el DNA de nuestra existencia y decidir todo para su mayor gloria, que es la gloria de lo que somos como imagen y semejanza de Dios.
Sólo cuando haya paz, gozo profundo, aunque a veces con la compañía de dolor y lágrimas, al tomar una decisión, podremos decir que hemos elegido el camino del bien, habremos elegido la
vida sobre la muerte.
¡La opción está en tus manos! Elijamos para que vivamos nosotros y nuestros descendientes.

Ricardo Márquez puede se contactado en marquez_muskus@yahoo.com.

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