SAN DIEGO — A pocas horas de la elección del cardenal estadounidense Robert F. Prevost como Papa, el padre agustino Gary Sanders le envió un correo electrónico.
Alrededor de tres horas después, recibió una respuesta.
“¡Gracias por tu mensaje, Gary! A menudo estás en mis pensamientos y oraciones, y solo te pido que por favor ores por mí”, escribió el Papa a su hermano agustino, antes de firmar como “Bob”.
El padre Sanders, ex provincial agustiniano en California, quien ha considerado al Papa León su amigo durante unos 45 años, fue uno de los muchos sandieguinos que celebró los resultados del cónclave.
Las felicitaciones oficiales de la diócesis llegaron en un comunicado del obispo Michael Pham, administrador de la Diócesis de San Diego.
“¡Es con gran alegría que recibimos la noticia de que el mundo tiene un nuevo papa!”, escribió el obispo Pham.
“¡El Papa León XIV ha dividido su vida sacerdotal entre su amada Chicago, asignaciones en Roma y su labor como misionero y luego obispo diocesano en Perú!”, continuó.
James Horne, director de la Escuela Secundaria San Agustín, dijo que la noticia de la elección del Papa León “encendió nuestro campus con una emoción palpable”.
El Papa León, entonces el padre Prevost, ha celebrado Misas en la escuela, la más reciente en septiembre de 2012 para marcar el 90º aniversario de la institución. El futuro pontífice regresó a San Diego como obispo de la Diócesis de Chiclayo para ordenar al padre agustino Carlos Medina el 11 de junio de 2016, en la Iglesia St. Patrick en North Park.
El padre Sanders estaba saliendo del gimnasio cuando escuchó que el humo blanco salía de la chimenea en lo alto de la Capilla Sixtina.
En ese momento aceptó la sabiduría convencional de que, como cardenal estadounidense, su amigo no tenía oportunidad de ser elegido, recordó el sacerdote. Pero, cuando se dio cuenta de que la sabiduría convencional había estado equivocada, se sintió “absolutamente extasiado”.
“Estábamos más contentos que nunca… sabíamos que conocíamos al Papa, y que el Papa era uno de los nuestros,” comentó al recordar el ambiente que se vivió esa noche durante la cena con sus compañeros agustinianos.
Recordó que conoció al hombre que hoy es el Papa León hace unos 45 años, en San Francisco. En aquel entonces, el padre Sanders era un joven sacerdote con apenas cinco años de ministerio, y le dio un recorrido por la ciudad al futuro pontífice, quien en ese momento era solo un seminarista.
Dijo que el Santo Padre es “un hombre maravilloso, santo, inteligente y una persona de oración”, “un trabajador incansable” que “está dedicado a los pobres”.
“Su actitud es tranquila y, sin embargo, cuando se ríe, lo hace con mucho gusto”, agregó.
Pero no solo los agustinos fueron los que se regocijaron ante la noticia del nuevo Papa, fieles de toda la región celebraron la noticia.
Ivonne Rodríguez es madre de tres niñas que cursaron su primaria en la escuela de Nuestra Señora de Guadalupe en Caléxico, iglesia a la que también pertenecen. “Ay, pues para mí que hayan elegido al cardenal Robert Prevost es algo muy especial, una bendición de Dios. Se siente más cercano, como uno de nosotros. Él entiende tanto nuestras raíces latinas como la cultura americana, y eso me da mucha esperanza. No es solo que hable nuestro idioma, sino que entiende nuestro corazón, nuestra fe sencilla pero profunda, y nuestras luchas del día a día”, dijo. “Además, representa lo que somos muchas familias aquí en el Valle Imperial: una mezcla hermosa de culturas, unidas por el amor a Dios”.
“Espero que, con este nuevo Papa, la Iglesia siga caminando hacia una fe más viva, más cercana a la gente. Que no se nos olvide lo importante que es la familia, la comunidad, y la oración. Ojalá que él apoye a los jóvenes, a los pobres, y que siga promoviendo una Iglesia donde todos nos sintamos acogidos”.
Por su parte, Narciso Guzmán, coordinador de eventos de la Comisión de Habla Hispana y administrador de la Quinta de Guadalupe, centro de retiros de la diócesis, expresó:
“Para mí significa que Dios está viendo al pueblo de América como una esperanza para la continuación de su obra evangelizadora. Pero también indica que hay una gran necesidad de conversión auténtica en América, y que, a través del Papa León XIV, quien conoce de cerca estas necesidades, podemos ser guiados por el buen camino”.
“Ser americano y, a la vez, peruano me parece interesante», dijo. Creo que es una señal para que entendamos que, para Dios, no hay nacionalidades: todos somos iguales ante sus ojos”.