SAN DIEGO— “Es la iniciativa de Dios la que los ha traído aquí. Es Dios quien los ha llamado por su nombre”.
Con estas palabras, el obispo auxiliar Felipe Pulido se dirigió a los catecúmenos y candidatos el 8 de marzo, durante uno de los seis Ritos de Elección y Llamado a la Conversión Continua celebrados ese fin de semana en la Diócesis de San Diego.
Este rito, que se lleva a cabo durante la temporada de Cuaresma, es una liturgia diocesana donde aquellos inscritos en el proceso del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA) son presentados al obispo y declarados listos para recibir los sacramentos de iniciación en sus parroquias durante la Vigilia Pascual.
En conjunto, 77 parroquias estuvieron representadas en las seis liturgias, una de las cuales se celebró el 7 de marzo en la Parroquia de San Antonio de Padua en Imperial, tres el 8 de marzo en la Parroquia El Buen Pastor en Mira Mesa, y dos más el 9 de marzo, en la misma parroquia.
Este año, participaron 433 catecúmenos adultos, aquellos que nunca han sido bautizados, y 1 mil 020 candidatos adultos, cristianos bautizados que buscan recibir los sacramentos de la confirmación y la Primera Comunión. Además, hubo 139 catecúmenos y candidatos infantiles.
Acompañados por sus padrinos, madrinas, miembros del equipo parroquial de RICA e invitados, el total de asistentes superó las 4 mil 700 personas.
Este año, la Diócesis de San Diego superó las cifras de catecúmenos y candidatos que tenía antes de la pandemia.
Kevin Pérez, un catecúmeno de 21 años de la Parroquia de Santa Margarita en Oceanside, fue criado como adventista del séptimo día y anteriormente había sido fuertemente anticatólico.
Sin embargo, estudiar historia abrió su mente a la posibilidad de que “la historia del cristianismo es mucho más grande y amplia que esta denominación (adventista) que comenzó en el siglo XVIII”, compartió.
“A partir de ahí, mi corazón, que estaba muy endurecido hacia el catolicismo, empezó a ablandarse un poco”, compartió Pérez, quien superó “el último vestigio” de dureza en su corazón después de visitar una Iglesia Católica “por impulso” hace tres años.
Desde entonces, ha encontrado en la Iglesia Católica “una autoridad definitiva que guía y custodia la fe”.
En las semanas previas a la Vigilia Pascual, dijo que está enfocado en el bautismo. Durante años, había estado “evadiendo” el bautismo porque no quería hacerlo mientras su fe estuviera “en un lugar inestable”. Ahora “puedo decir que ya no tengo ninguna duda”.
Luis Garnica, de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles, compartió que durante la pandemia estuvo hospitalizado por COVID durante casi un año, y los médicos no le daban muchas esperanzas de vida. Sin embargo, al salir adelante, hizo la promesa de “buscar los buenos caminos”.
“Y aquí estoy, contando mi testimonio. ¡Y estoy feliz! Antes casi no iba a Misa, y ahora voy incluso entre semana, y me siento muy contento”, expresó emocionado.
No solo asiste a Misa con regularidad, sino que ahora también participa activamente, junto a su futura esposa e hijos, en las labores de su parroquia.
Nicholas Cruz, un candidato de 45 años de la Parroquia de San Pío X en Chula Vista, nunca dejó de creer en Dios, pero “perdió contacto” con la práctica de su fe tras unirse a la Marina.
Reflexionando sobre su experiencia en el Rito de Elección, expresó: “Simplemente se sintió bien. Se sintió correcto entregarme a Dios”.
“Estoy esperando con ansias la Eucaristía, recibir el Cuerpo de Cristo”, dijo Cruz, quien aún no ha recibido su Primera Comunión ni la confirmación, añadiendo que también siente curiosidad por “saber a qué sabe la hostia”.
Stephanie Julie Alemán Valenzuela, de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, dijo que se acercó a la Iglesia porque quería predicar con el ejemplo. “Siempre he sentido la necesidad de acercarme a Dios. Siempre he sido temerosa a Dios. Poco a poco me he acercado. Tengo cuatro hijos y les quiero enseñar por ejemplo a que tengan fe. A que cuando necesiten algo, Dios está ahí”.
Agregó que aprender sobre el catolicismo ha sido algo muy bonito y diferente a lo que ella esperaba. “Uno no conoce la cantidad de tradiciones y rezos, y todo lo que incluye para llegar a conocer a Dios”.
Blanca Comagon, otra candidata de San Pío X, fue bautizada y ya recibió su Primera Comunión.
Sin embargo, esta mujer de 54 años comentó que, posteriormente, vivió “una gran caída” y se alejó de la Iglesia por varios años. Su decisión de regresar fue inspirada por momentos difíciles que atravesó y por la sensación de que “Jesús la estaba llamando a regresar”.
“Acabo de regresar, y es maravilloso”, expresó emocionada Comagon. “Volví a Jesús y eso ha abierto por completo mi perspectiva de la vida”.
“Ya no voy a dejarlo ir nunca más”, afirmó con determinación. “Es un nuevo comienzo para mí”.
Comagon compartió que su hijo de 38 años también es candidato este año.
“Esto significa mucho para mí, en mi espíritu. Me siento… ¡más que feliz!”, dijo al expresar lo que siente al poder compartir este camino con su hijo. “Es difícil describir lo que siento”.
Ángel Hernández, también de 38 años, fue bautizado católico antes de que su familia dejara la Iglesia para unirse a comunidades cristianas no denominacionales.
“Estuvimos un tiempo en la iglesia cristiana y, luego, supongo que la vida siguió su curso”, compartió Hernández, candidato de la parroquia de San Pío X. “Así que, poco a poco, me fui alejando de la Iglesia”.
Desde entonces, “exploró diferentes iglesias aquí y allá”, pero confesó que lo que encontró en esas comunidades “realmente no era lo que estaba buscando”.
Su próxima boda en junio lo motivó a tomar su fe más en serio.
Con el Rito de Elección, Hernández siente que “está comenzando su camino para vivir una vida más cerca de Dios y de la Biblia”.
“Siempre he buscado esa dirección, y siento que finalmente la encontré”, expresó. “Eso es lo que este camino ha significado para mí”.
En su homilía, el obispo Pulido describió el Rito de Elección como “una de las manifestaciones más poderosas del Espíritu Santo, vivo y actuando en nuestra comunidad” y “un signo visible de que hombres y mujeres, jóvenes y adultos, de todos los ámbitos de la vida, continúan respondiendo a la invitación del Señor: ‘Ven y sígueme’”.
“Recuerden que han sido tocados de una manera muy especial por el poder del Espíritu,” les dijo el Obispo a los catecúmenos y candidatos. “Están haciendo este camino no solo por ustedes mismos, sino porque Dios ha tocado su corazón”.
“Para ustedes que serán bautizados en esta próxima Vigilia Pascual, su vida y su espíritu serán transformados para siempre… Y para los candidatos que entrarán en plena comunión, recibirán la Sagrada Eucaristía, que los sostendrá en tiempos de prueba y dificultad, y serán confirmados en la vida de la Iglesia”, dijo.
Por su parte, el obispo auxiliar Michael Pham inició su homilía recordando la película de 2002 “El Hombre Araña”.
Refiriéndose al famoso lema del superhéroe – “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” – el Obispo dijo a los catecúmenos y candidatos que ellos también habían recibido poder.
“Se nos ha dado poder: el poder de elegir, el poder de tomar decisiones,” dijo. “Ese es el libre albedrío que Dios nos ha dado, el poder de elegir entre el bien y el mal”.
Con ese poder, explicó, viene la responsabilidad de “elegir lo correcto”.
Al referirse a la lectura del Evangelio del día, que narra las tentaciones de Jesús en el desierto antes de comenzar su ministerio público, el obispo Pham destacó cómo Jesús citó las Escrituras para responder al diablo.
“Él utilizó la Palabra de Dios como poder para vencer las tentaciones, y esa es la lección para todos nosotros”, subrayó. “Se nos ha dado ese poder”.
El obispo Pham añadió que, en la Iglesia Católica, también tenemos acceso a los sacramentos como “un vehículo que nos ayuda a perseverar en el camino”.
En su propia homilía, el obispo auxiliar Ramón Bejarano reflexionó sobre el valor de las disciplinas cuaresmales y recordó que la ayuda de Dios siempre está disponible en momentos de tentación.
El obispo comparó la disciplina de la Cuaresma con el entrenamiento de boxeo que practicó en el pasado.
“Soy un pésimo boxeador, así que, por favor, no me desafíen después del servicio para comprobarlo, ¿de acuerdo?”, bromeó.
Sin embargo, hablando más seriamente, explicó:
“La disciplina de la Cuaresma es precisamente un entrenamiento para la vida espiritual. El ayuno, como el que hizo Jesús antes de ser tentado, nos ayuda a controlar nuestros placeres y deseos”.
El relato del Evangelio, dijo, también nos enseña qué “no tenemos que enfrentar las tentaciones solos”.
“Jesús no fue solo al desierto. El Espíritu condujo a Jesús al desierto, pero luego no le dijo: ‘Bueno, Jesús, adiós… te dejo solo.’ No, el Espíritu permaneció con Jesús en el desierto”.
“Y lo mismo sucede con nosotros”, aseguró.
“El Espíritu Santo, que cada uno de nosotros recibe en el bautismo y la confirmación, permanece siempre dentro de nosotros,” dijo. “Jesús y el Espíritu Santo nunca nos abandonan… Siempre están allí para ayudarnos a estar atentos cuando llega la tentación”.
“Este camino que todos ustedes están recorriendo como catecúmenos y candidatos, este desierto cuaresmal, va a fortalecer la fe en ustedes,” afirmó el obispo Bejarano.
“Estos 40 días serán para ustedes un entrenamiento más intenso, para que puedan mantener viva su esperanza en Cristo”, concluyó. “Y sé que esa esperanza en Cristo nunca los defraudará”.
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