Perspectiva: A veces queremos huir de los que nos incomoda

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Por el Padre Bernardo Lara

SAN DIEGO — El otro día tuve la oportunidad de dirigir una mañana de reflexión para el equipo de Hombre Nuevo Radio. Fue algo así como un mini retiro pero a través de Zoom. Cada quien desde su casa.

Dentro del tema del día, tuve el momento de reflexionar con ellos sobre algunos aspectos de la vida del profeta Jonás con los cuales nos podemos identificar dentro de nuestras vidas. Fueron tres aspectos de los que charlamos por casi dos horas, basado en un libro del Cardenal Carlo Maria Martini, los cuales los adapté para el ministerio de Radio.

En esta ocasión, te quiero compartir un aspecto de esos que hablamos, adaptado para periódico, aún que de un modo mucho más genérico. El primer aspecto en la vida de Jonás del que hablamos y el cual veremos hoy es el tema de la “huida”.

Vemos en el libro del profeta que Jonás no quiere la misión que Dios le encomendó, y trata de huir. Leemos que Dios le dijo a Jonás, “Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad… Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor” (1,2-3). Posteriormente, como bien sabemos, lo atrapa una ballena como consecuencia de esa huida.

Así les ha pasado a muchos santos también: San Ambrosio quería huir de Milán, San Agustín quería huir de su ministerio en algún momento de su vida, San Juan Vianey, el cura de Ars, huyó varias veces de su ministerio. Así pasa a veces también con nosotros: Muy seguido queremos huir de Dios o de una situación en la que Dios nos pone.

A veces le queremos huir a los retos; a veces le queremos huir a la oración por que tengo flojera o estoy muy ocupado; a veces queremos huir de mis problemas; a veces queremos huir de una tarea encomendada; a veces queremos huir de la responsabilidad de ser padre o madre de familia; a veces queremos huir de los cambios en la parroquia “porque siempre lo hemos hecho así ”, y de más.

Pero se nos olvida que si la misión viene de Dios, tiene que ser como Dios quiera y El mismo Dios nos va a acompañar y El mismo se va a encargar de que tengamos lo necesario para llevarla a cabo. Además, de nada sirve huir o postergar esa persona o ese momento o esa tarea incómoda. Lo mejor es darle la cara. El Cardenal Martini dice que es como un dolor de muelas el cual “hay que afrontarlo”.

Además, nos recuerda que al final, la alegría es más grande que el sacrificio del momento. Así como el dolor de muelas. La alegría de cuando me arreglo la muela siempre es más satisfactorio que el dolor del proceso mientras la arreglan.

El Padre Bernardo Lara es sacerdote en la Diócesis de San Diego y co-conductor del programa dominical de radio “Vive Feliz”.

 

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