Perspectiva: Pensando se nos va el tiempo

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Por Padre Bernardo Lara

SAN DIEGO — El otro día estaba viendo “Friends”, una serie americana que me gusta mucho. Aunque me duela admitirlo debo aceptar que esta serie ya es algo vieja; cómo ha pasado el tiempo.
“Friends” trata de seis amigos, tres hombres y tres mujeres, todos con personalidades distintas. El episodio que estaba viendo era de Navidad; estaban tres de esos amigos comiendo en el departamento de Mónica y de repente, llega Phoebe, la más estrafalaria del grupo, con el cráneo de una calavera de juguete y lo pone en medio de la mesa con los adornos de Navidad. Todos se quedaron sorprendidos, y al preguntarle sobre ello Phoebe respondió que era una tradición que tenía su mamá para recordar que incluso en Navidad muere gente.
Aunque un poco amargo el chiste, para los que vemos la serie esta anécdota la entendemos a la perfección con el personaje de Phoebe. Sin embargo, me dejó pensando en qué efectivamente, la gente sigue muriendo en diciembre, que esta Navidad será muy difícil para los países en guerra, que no valoramos muchas veces lo que tenemos, y en lo rápido que pasa el tiempo. De todo esto, el día de hoy quiero reflexionar un poco sobre el tiempo.
El tiempo lo tenemos y a la vez no. Podemos organizar nuestro tiempo, podemos medir el tiempo, pero no podemos “comprar” más tiempo en el mercado o en una tienda departamental. El tiempo pasa, se va y no vuelve.
El tiempo ha sido objeto de creatividad en diferentes campos, como es el caso del libro IX de “Las Confesiones” de San Agustín, un estudio filosófico muy profundo sobre este tema; o “Volver al Futuro”, película en la que el tiempo ha sido empleado simplemente para entretenernos: el “Doc Brown” inventa una máquina para viajar en el tiempo, el sueño que todos en un momento dado hemos tenido.
El tiempo es algo relativo, no sentimos lo mismo al escuchar una canción de Chayanne por cinco minutos que cinco minutos sin respirar debajo del agua o atrapado en un elevador. En algunas situaciones el tiempo pasa “volando” mientras que en otros casos se nos hace eterno.
El hombre está toda la vida esperando a que pase algo, “cuando cumpla 40 años voy a dedicarle más tiempo a mi familia”, “cuando tenga menos trabajo voy a ayudar en un apostolado”, “cuando baje 20 libras voy a ponerme el vestido que tanto me gusta”, y así, pensando en lo que fue o lo que va a ser, se nos pasan los años, se nos va el tiempo.
Vale la pena detenernos un momento y pensar qué estamos haciendo con nuestro tiempo ahora. Hay que elegir bien en qué “gastamos” nuestro tiempo, porque una vez que se va no se recupera. Pensemos en el ahora, vivamos el presente y disfrutemos la vida.

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