‘Una Comunidad que Ama como Jesús’

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HERMANDAD: Como cada martes, voluntarios de You Did it for Me en el centro comunitario de El Cajon ayudan a proporcionar artículos donados a "vecinos" de la zona. Entre otras cosas, camisetas, pantalones y zapatos. Además, ofrece una conexión con servicios comunitarios básicos para ayudar a los indigentes a mejorar su vida. (Foto por Charlie Neuman.).

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EL CAJÓN– Anna Marie Piconi Snyder está convencida de que fue un ángel.

Hace unos nueve años, cuando aún trabajaba en la oficina de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia en El Cajón, un hombre llegó a la puerta.

Estaba necesitado, pero ella no tenía comida para ofrecerle. Y, como era la única en la oficina en ese momento, ni siquiera pudo cumplir con su solicitud de hablar con el párroco.

El hombre, decepcionado, le dijo: “¿Qué van a hacer ustedes en el Juicio Final?” Fueron palabras que la marcaron.

“Literalmente creo que fue un ángel quien vino (a la puerta de la parroquia)”, dijo Piconi Snyder, quien nunca volvió a ver al hombre.

Piconi Snyder describe esa experiencia como “el llamado final” que recibió para dejar su trabajo en la parroquia y comenzar a involucrarse en el tema de los indigentes, luego de haber tenido “muchas” interacciones previas con personas que acudían a la parroquia en busca de ayuda y que le decían que era difícil encontrar apoyo en el Este del Condado.  

Actualmente, es fundadora, presidenta de la junta directiva y directora ejecutiva de You Did It For Me, Inc. (Lo Hiciste Por Mí), una organización religiosa sin fines de lucro que asiste a vecinos en situación de indigencia en el Este del Condado, entregándoles ropa donada y conectándolos con recursos comunitarios para acceder a vivienda, alimentación, atención médica, empleo y otros servicios esenciales.

La organización, fundada en noviembre de 2018, tiene una pequeña oficina corporativa en La Mesa y cuenta con dos Centros de Conexiones Comunitarias: uno en el Centro Comunitario del Ejército de Salvación Red Shield Corps del Este del Condado, en El Cajón, y otro en la iglesia luterana Carlton Hills, en Santee.

El centro de El Cajón, que comenzó ofreciendo recursos a principios de 2020 durante el confinamiento por COVID-19, abre los martes por la mañana. Regularmente, atiende a más de 130 personas por semana, quienes reciben una prenda de ropa, un kit de higiene y una bolsa con alimentos no perecederos.

Las personas sin hogar también pueden reunirse allí con representantes de diversos programas, como proveedores de servicios de vivienda, programas de desintoxicación y rehabilitación de drogas, el Housing Rights Project (Proyecto de Derechos de Vivienda) de la Escuela de Derecho de la Universidad de San Diego; y el Condado de San Diego, que ofrece especialistas para inscribir a las personas en CalFresh, Medi-Cal, CalWORKs y Asistencia General, además de contar con una enfermera de salud pública para aplicar vacunas y tratar heridas.

El segundo Centro de Conexiones Comunitarias, que abrió en 2022 en Santee, abre los viernes por la tarde. Allí, el elemento central es una comida comunitaria que se sirve entre las 4:30 y las 5:30 p.m. a entre 10 y 25 personas.

Según el más reciente Informe Anual de la organización, el centro de El Cajón tuvo 4 mil 829 visitas de “vecinos” y el de Santee tuvo 248 durante el año fiscal que terminó en junio.

Durante ese tiempo, la organización también distribuyó: 

  • 3 mil 542 camisetas
  • 3 mil 649 pantalones y pantalones cortos
  • 2 mil 547 chaquetas y sudaderas con capucha
  • 1 mil 911 pares de zapatos
  • 3 mil 284 pares de calcetines
  • 3 mil 645 prendas interiores
  • 5 mil 101 artículos de higiene
  • 11 mil 589 dólares en pases del sistema de transporte MTS de San Diego
  • 475 dólares en tarjetas de combustible
  • 3 mil 313 dólares en asistencia especial

“Estamos creando una comunidad de cuidado que ama como Jesús aquí en el Este del Condado para servir a personas necesitadas”, dijo Piconi Snyder. “Nuestra verdadera misión es el acompañamiento”.

El diácono John Sawaya, diácono permanente en la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia y miembro de la mesa directiva de You Did It For Me, explicó que es este aspecto de acompañamiento el que distingue a la organización.

“Si están buscando ayuda, entonces vamos a encontrar la ayuda que necesitan, los conectamos con esas organizaciones, y luego seguimos con ellos”, comentó. “Ese es realmente el corazón de lo que hacemos”.

La organización se financia de manera privada y tiene solo un empleado remunerado. También cuenta con más de 60 voluntarios activos, incluida la misma Piconi Snyder.

La organización ha contado con el apoyo de varias parroquias católicas, donde ha realizado campañas de recolección de ropa y zapatos usados en buen estado.

Héctor Reséndiz, un hombre de 36 años de Jamul, es uno de los vecinos que ha encontrado ayuda en You Did It For Me.

Reséndiz se quedó sin hogar después de una serie de eventos difíciles, comenzando cuando su esposa le pidió el divorcio. El fin de su matrimonio lo llevó por el camino de las drogas. Hace unos tres años perdió su trabajo tras no pasar un examen de drogas y, tras dos desalojos, terminó viviendo con su novia en el auto de ella.

Su novia se enteró de You Did It For Me hace aproximadamente un año, mientras recibía alimentos del Ejército de Salvación, que está al lado.

Reséndiz dijo que, antes de conocer la organización, era escéptico respecto a “un lugar como este” y desconfiaba de sus “intenciones reales”. Pero su escepticismo desapareció rápidamente.

Comentó que los voluntarios “siempre te reciben con los brazos abiertos”, y que “se siente como una familia”.

Reséndiz y su novia pudieron obtener ropa para ellos y comida para sus mascotas, entre otros suministros. Agradeció los pases de autobús gratuitos, que normalmente cuestan 72 dólares al mes; sin ellos, le habría sido difícil acudir a citas médicas y entrevistas de trabajo.

También fue a través de esta organización que Reséndiz pudo inscribirse en el programa de Asistencia General y en el South County Lighthouse de la Misión de Rescate de San Diego, un refugio para indigentes en National City, así como en The Mission Academy, su programa residencial de recuperación de un año en el centro de San Diego, donde actualmente está inscrito.

“Es la primera vez en mi vida que estoy en esta situación”, comentó. “He estado mal, pero nunca tan mal como para perder una casa”.

“Es una bendición ser parte de esto… Me cambió la vida”.

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