‘Gimnasio Espiritual’ Transforma Vidas

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Las participantes disfrutaron al máximo de su rutina de ejercicios el 16 de agosto en la parroquia San Carlos, donde se ofrece el programa Fe en Acció, que promueve la actividad física entre mujeres hispanas. (Foto de Charlie Neuman)

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Por Norma de la Vega

SAN DIEGO — Alma Rosa Sánchez Fuentes sufría de dolores en las articulaciones, le costaba levantarse al estar sentada y tenía dificultades para conciliar el sueño.
La abuela de 14 nietos veía el ejercicio como “pura vanidad”.
Un día, mientras estaba en el estacionamiento de su parroquia, San Carlos, en el sur de San Diego, tuvo un encuentro que la llevó a cambiar su forma de pensar: vio a un grupo de mujeres con camisetas rosas con el logo de “Fe en Acción”. Aunque varias eran adultas mayores como ella, se sorprendió al ver que rebosaban energía y alegría.
La atrajeron como un imán.
Hoy, Sánchez es una de las muchas mujeres que participan en el programa Fe en Acción de su parroquia, el cual celebró su primer aniversario el 16 de agosto.
Actualmente, un total de 13 parroquias en la región de San Diego ofrecen clases gratuitas de actividad física, y cuatro más comenzarán a ofrecerlas este otoño.
El programa es una colaboración de 17 años entre investigadores de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) y la Diócesis Católica de San Diego.
El objetivo es mejorar la salud y el bienestar de las mujeres hispanas, ofreciendo las clases de ejercicio en sus parroquias, en español, dirigidas por compañeras feligresas capacitadas.
Todo se realiza dentro de un marco de fe que invita a las participantes a cuidar tanto su salud física como su vida espiritual.
A lo largo de los años, casi 900 mujeres se han inscrito oficialmente en el programa, pero los investigadores señalan que el número real de participantes en la comunidad es mucho mayor.
Tanto los investigadores como muchas participantes afirman que el programa ha sido, sin duda, transformador.
Solo hay que preguntarle a Sánchez.
Descubrió que hacer ejercicio podía ser divertido. Las clases incluían baile al ritmo de salsa, cumbia y cha-cha-chá.
“Esta ayuda que recibimos es de gran valor para nosotras”, dijo. “Gracias a Dios y al ejercicio, ahora duermo mejor y he logrado controlar mi colesterol”.
El programa es coordinado por el Instituto de Salud Comunitaria y Conductual de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), con fondos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Los investigadores animan a cada parroquia a adaptar el programa según sus necesidades particulares.
Por ejemplo, en la parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en City Heights, el programa también da la bienvenida a miembros de la comunidad vietnamita.
En San Carlos, el padre Fernando Maldonado quiso que el programa beneficiara a más que solo mujeres hispanas.
“Todos son bienvenidos”, dijo el párroco, quien se sorprendió al ver que muchos adultos mayores se unieron, no solo mujeres jóvenes.
“Me dijeron que les gusta porque les cuesta hacer ejercicio solas”.
En dicha parroquia, el programa ofrece clases de una hora los martes, miércoles y jueves a las 10 a.m.
Las sesiones también se imparten en inglés, ya que algunas participantes pertenecen a la comunidad filipina.
Las clases incluyen caminatas, ejercicios de cardio y baile, todo al ritmo de música animada.
Las mujeres hacen lo que pueden, siempre con el ánimo y apoyo de sus compañeras. Además, reciben información nutricional para mantener una buena salud.
El 16 de agosto, un grupo de más de 30 mujeres, junto con algunos hombres y niños, celebró el primer aniversario del programa en la parroquia.
El día comenzó con una Misa de acción de gracias, seguida de un desayuno.
Varias mujeres compartieron los cambios positivos que habían experimentado gracias a las clases.
Comentaron que podían manejar mejor el estrés, así como la ansiedad y la depresión, y habían notado mejoras en su presión arterial y niveles de colesterol.
Agregaron que ahora tenían más energía para cuidar a sus familias y para apoyar en su iglesia.
“Este es un gimnasio espiritual”, dijo Ángeles Servín, la promotora que dirige las clases en la parroquia.
La madre de tres hijos contó que siempre ha estado activa en su parroquia, canta en el coro y participa en otros ministerios, pero nunca había pensado en hacer ejercicio. Aun así, aceptó tomar el curso de capacitación de dos meses para dirigir la clase.
Servín comentó que se sorprendió al ver que una compañera de 79 años estaba en mejor forma que ella que tiene 50. Agregó que, gracias al programa, ha aprendido que, así como hay que cuidar la vida espiritual, también hay que cuidar el cuerpo, que es templo de Dios.
Elva Arredondo, investigadora principal del programa, asistió a la celebración en San Carlos. En una entrevista, recordó que el programa comenzó en 2008 en la Parroquia Preciosísima Sangre, en Chula Vista, con el objetivo de promover la actividad física entre mujeres católicas hispanas.
Las mujeres hispanas en este país sufren tasas más altas de ciertas enfermedades crónicas en comparación con otros grupos demográficos, como la diabetes tipo 2, la obesidad, enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Los datos de salud recolectados en la parroquia piloto fueron tan alentadores que lograron obtener más fondos para ampliar el programa en todo el condado de San Diego.
Su mensaje sigue siendo el mismo: “Si cuidas tu cuerpo, podrás servir mejor a tu comunidad y a Dios”.
El mayor reto ha sido encontrar suficientes parroquias dispuestas a iniciar el programa. El instituto se encarga de capacitar a las mujeres que lideran las clases y les ofrece una remuneración modesta durante el primer año. La idea es que, tras esos 12 meses, la parroquia mantenga el ministerio como voluntariado o continúe pagando a las promotoras si tiene los recursos para hacerlo.
Arredondo elogió el entusiasmo de los párrocos y comunidades que participan.
“Me siento muy conectada con todas las personas que están aquí”, afirmó.
El padre Fernando Maldonado está confiado en que su parroquia podrá sostener el programa cuando se acabe el financiamiento.
“Hay maneras de recaudar fondos. Todos somos responsables”, dijo el párroco, quien desea expandir el programa a toda la comunidad, incluidos los hombres.
No le faltarán participantes para promocionarlo. Muchos alzaron la voz durante la celebración.
Victoria Zavala compartió que no podía imaginar agregar una actividad más a su rutina diaria.
“Pero una vez que comencé a hacer ejercicio, noté que mi cuerpo me lo pedía”, contó.
“Gracias a Dios y a mi esposo, que me ayudaron a seguir haciéndolo”.
Merlyn Baker, quien tiene tres años de jubilada, dijo que estaba enfrentando serios problemas de salud. No podía levantar su mano izquierda, ni abrir una botella de agua, ni cargar peso y mantenerse parada le resultaba difícil.
“Era una agonía”, dijo Baker.
Ella se unió al programa en noviembre pasado y ya notado los  beneficios de llevar una vida activa.
“Miren”, dijo Baker y levantó completamente su mano,  y su felicidad fue inocultable. “Le doy gracias a la Santísima Virgen María por darme la fuerza y todas la noches y rezo para agradecer a Dios”.
Según Oliva Lafuente, coordinadora de promotoras, muchas de las mujeres entran al programa con la idea de bajar de peso, pero al final encuentran algo que mejor: sentirse saludables y con ánimo de vivir y entablar nuevas amistades.
Pero sobre todo, dijo, se sienten orgullosas de sí mismas por poder vencer pensamientos que obstaculizan una vida sana, tales como «no puedo o no tengo tiempo para el ejercicio».
“Yo aunque esté gordita me siento mucho mejor”, dijo Yolanda Vasquez, de 71 años, quien aceptó que aun cuando no ha bajado de peso, sin duda se siente mejor ya que le ayudó a combatir la depresión que le provocó la muerte de 2 miembros de su familia.
“¡Mírenme aquí, haciendo ejercicio!”, exclamó con una sonrisa José Pablo Yépez. Él llegó a su parroquia en la búsqueda de alimentos para adultos mayores, pero algo inesperado llamó su atención: un grupo de mujeres haciendo ejercicio.
“Ah pensé: ‘¡Eso no es para mí!’”, confesó entre risas. Pero aun así se  animó a preguntar ¿de qué se trataba eso?.. ¡y terminó quedándose!
“Es bueno hacer ejercicio, es bueno mantenerse saludable, como dice el cura”, comentó Yépez, quien animó al público a adivinar su edad: “¿82? ¿72? ¿83? ”, se escuchaban entre risas y sorpresas.
Finalmente, reveló con orgullo su edad: “Son 85 años en los que Dios ha estado conmigo. A veces me molestan las rodillas, pero la verdad es que Dios siempre está con nosotros”, dijo con emoción.
El padre Fernando Maldonado expresó su alegría porque el programa ha ayudado a construir una comunidad fuerte. Una comunidad donde se ayudan unos a otros.
Dijo que un grupo como ese, donde se enfatiza la fe y la espiritualidad con el ejercicio físico, les ha traído grandes beneficios.
“Que vengan todos, el ejercicio los acerca a Dios”.

Parroquias con Clases de Ejercicio Gratuitas
Cristo Rey (San Diego)
Corpus Christi (Bonita)
Espíritu Santo (San Diego)
Nuestra Señora del Sagrado Corazón (San Diego)
San Marcos (San Marcos)
San Antonio de Padua (National City)
San Carlos (Imperial Beach)
San Leo (Solana Beach)
Santuario de San Judas del Oeste (San Diego)
San Juan de la Cruz (Lemon Grove)
Santa María (National City)
Santa María, Estrella del Mar (Oceanside)
San Esteban (Valley Center)
Parroquias Próximas a Ofrecer Clases
Nuestra Señora de Guadalupe (San Diego)
Nuestra Señora de Monte Carmelo (San Ysidro)
Inmaculado Corazón de María (Ramona)
Buen Pastor (Mira Mesa)

Se Invita a Parroquias a Participar
Fe en Acción es un programa que ofrece clases gratuitas de actividad física en parroquias participantes, dirigido principalmente a mujeres hispanas. Es fruto de una colaboración de muchos años entre la Diócesis de San Diego y un instituto de la Universidad Estatal de San Diego.
Para más información, contactar a Isela Martínez Sanromán al correo iselamartinez@sdsu.edu.

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