Se reanudan las Misas con precauciones

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SAN DIEGO — “Bienvenidos a Casa”.

Estas fueron las palabras con las que el Obispo Robert W. McElroy comenzó la primera Misa al público en la parroquia La Inmaculada la vigilia del sábado, sobre la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

La iglesia tiene capacidad para 900 personas pero por el momento solo pueden asistir a Misa un máximo de 100 a la vez, de acuerdo con las órdenes de salud del condado. Este número se alcanzó 11 minutos antes de dar inicio la celebración de las 4:30 p.m. el 13 de junio. En ese momento los ujieres cerraron la puerta principal y dirigieron a las personas al jardín del lado este del edificio, donde se habían colocado sillas con 6 pies de distancia entre cada una. Alrededor de 30 personas pudieron escuchar Misa desde ese lugar a través de las bocinas.

“Es bueno estar de regreso, celebrando la Eucaristía en su integridad”, comentó el Obispo al comienzo de la celebración.

“Este tiempo de ayuno de la Eucaristía ha sido difícil; ha sido un tiempo de aislamiento, un tiempo de división en el país”, continuó el Obispo. “Sin embargo, al reunirnos para celebrar esta Misa Cristo está verdaderamente presente entre nosotros. Y Cristo, quien supera todas las formas de división, y todas las formas de sufrimiento y aislamiento, y quien ahora está con nosotros, nos ofrece una vez más su Cuerpo y su Sangre como el más grande de los sacramentos”.

Las parroquias de la diócesis de San Diego comenzaron con las Misas al público el 8 de junio en el Condado de San Diego y el 27 en el Valle Imperial después de estar cerradas desde mediados de marzo. Sin embargo, muchas han continuado transmitiendo en vivo para aquellos individuos que aún no se sienten cómodos con volver a la iglesia o que por alguna razón no les es posible.

Los feligreses que regresaron a sus parroquias se encontraron con una experiencia distinta. El número de personas que pueden participar en Misa es solamente del 25 por ciento de la capacidad de la parroquia o un máximo de 100 personas. Todos tienen que utilizar cubrebocas. Todos tienen que respetar el distanciamiento social, excepto los miembros de un mismo hogar. Señalamientos en las bancas y en el piso les recuerdan constantemente esta realidad.

Al mismo tiempo se encontraron con amistosos equipos de ujieres ansiosos por responder a sus preguntas y llevarlos a su lugar.

Después de la primera Misa en La Inmaculada, algunos de los ujieres y anfitriones se tomaron un momento para recapitular sobre cómo había ido la celebración. Cada uno había recibido un entrenamiento de dos horas y tenía una descripción de puesto para su papel en particular. Abrieron y cerraron puertas, contaron cuántas personas ingresaron a la iglesia y guiaron a los fieles a los bancos donde podían sentarse, entre otras tareas.

“Creo que fue maravilloso”, dijo Annette Durán, una de las ujieres encargadas de estas tareas. “Las personas estaban muy abiertas a estas nuevas reglas. Están encantados de estar de nuevo aquí”.

Chris Torchia, quien coordina a los ujieres, comentó que habían aprendido qué funcionaba y qué no en las Misas diarias que se realizaron en la semana, y agregó que iban a pulir su operación en los próximos días.

Mientras tanto, solamente 35 feligreses pueden asistir a Misa a la vez en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Barrio Logan. Ese número se alcanzó unos 10 minutos antes de dar comienzo la Misa dominical en español el mediodía del 14 de junio, normalmente una de las más concurridas de la semana.

Raymundo Rivas, líder del ministerio, tomó la temperatura de todas las personas que llegaban a la iglesia mientras que un compañero llevaba la cuenta. Unos minutos antes de la Misa, Rivas comentó que no había tenido que regresar a su casa a ninguna persona. Rivas dirige el grupo C.E.R.S. de la parroquia. Los ujieres cerraron la puerta una vez que se llegó al número máximo de asistentes permitido.

Félix Ávila llegó temprano para asegurarse de poder entrar a la iglesia. Ávila comentó que ha estado viniendo a la parroquia durante 30 años, a pesar de ya no vivir en la vecindad.

“Extrañaba mucho asistir a Misa”, dijo poco antes de que la ceremonia comenzará. “Las he estado viendo en el Internet pero no es lo mismo que estar aquí en la casa de Dios. No tienes la oportunidad de comulgar”.

Mientras tanto, la parroquia de San Marcos alcanzó el máximo permitido de 100 asistentes para su Misa dominical en español de las 12:30 p.m. en su parroquia principal de Discovery Street en San Marcos. El resto de los asistentes fueron enviados al Salón Parroquial Healy para ver una transmisión en vivo de la Misa.

Según el Padre Bernardo Lara, quien celebró la ceremonia del 14 de junio, la Misa normalmente  atrae entre 800 y 1,200 feligreses.

La parroquia también realizó una Misa en español a la 1 p.m. para unas 100 personas más en el exterior de una capilla cercana llamada Deer Springs Mission Church.

El sacerdote comentó que a las Misas en inglés de la primera semana abiertas al público asistieron menos de 100 personas. En tiempos normales estas misas por lo general atraen a parroquianos de mayor edad quienes están en mayor riesgo de contraer coronavirus.

“Es muy probable que muchos hayan elegido quedarse en casa”, dijo el Padre Lara. “O que sus familiares les están pidiendo que se queden en casa”.

En el centro de San Diego, alrededor de 50 personas acudieron a la Misa de 8 de la mañana el miércoles 10 de junio celebrada por el obispo McElroy en el Santuario de San Judas del Oeste.

La iglesia había colocado una cinta adhesiva amarilla sobre cada banca en inglés y español en la que decía, “Gracias por mantener el distanciamiento social”. También había señalamientos redondos en el centro de la hilera que lleva hacia el altar con separación de seis pies, que mostraban unos pies que decían “Favor de esperar aquí”.

“Es bueno estar aquí con ustedes”, les comentó el Obispo en español, mientras que los feligreses recitaban oraciones familiares, sus voces ensordecidas por los cubrebocas.

En la parroquia Nuestra Señora de Los Ángeles, Brenda Cortez, fue uno de los voluntarios que  limpiaron las bancas de iglesia después de la primera Misa de regresó la tarde del 8 de junio.

«Estoy muy emocionada, muy contenta de estar aquí”, dijo. “Ya esperábamos como católicos este día”.

¿Ella tenía un mensaje para los que todavía no habían regresado a la Misa?

“Hay higiene y estamos tomando la distancia social. Que vengan, que se animen.”

 

 

 

 

 

 

 

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