Iglesia insta la unidad entre líderes en Asamblea

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ORLANDO — En un esfuerzo sin precedente en tamaño y alcance, más de 3,100 líderes católicos de todas las razas se reunieron del 1 al 4 de julio en una Asamblea Nacional organizada por la Iglesia Católica.

Los asistentes pertenecían a todos los niveles de la Iglesia, desde parroquias, diócesis, oficinas pastorales, ministerios, deanatos y organizaciones locales a líderes de oficinas regionales y nacionales.

Prácticamente todas las 160 diócesis del país estuvieron presentes, incluyendo la de San Diego, que envió a 21 líderes, una de las delegaciones más grandes.

Los obispos de los Estados Unidos convocaron a los líderes de la Iglesia para darles energía para que cumplan con su misión en una época en que la Iglesia enfrenta grandes retos al igual que todo el país.

Un total de 155 obispos y arzobispos asistieron a la Asamblea, además de los cardenales de Nueva York, Boston y Washington.

En sesiones plenarias, los asistentes escucharon los más últimos datos y estadísticas relacionadas con la transformación del catolicismo en los Estados Unidos. Los presentes oyeron impactantes testimonios sobre su conversión, aprendieron estrategias para mejorar su labor pastoral en talleres e inclusive recibieron consejos del mundo de los negocios en el día final.

Los temas de algunos de los 66 talleres que se efectuaron dan alguna idea de los retos que los líderes de la Iglesia Católica están enfrentando: “¿Señor, quién es mi vecino?”, “Violencia y desasosiego en nuestras comunidades”, “La marginalización de la maternidad: un problema creciente”, “Entendiendo el ministerio de la Iglesia con los adictos”, fueron algunos de los problemas abordados.

A través de las conferencias, los obispos invitaron a los líderes a reflexionar en sus propias acciones al mismo tiempo en que ejercen su trabajo.

De igual manera, los obispos pidieron a los presentes a no darse por vencidos en sus esfuerzos.

“No todo es oscuro y negativo”, dijo el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, al iniciar la Asamblea. “Pero debemos presentar el Evangelio con confianza, con esperanza y debemos hacerlo con alegría”.

De hecho, la Exhortación Apostólica “La Alegría del Evangelio”, del papa Francisco sirvió como inspiración para la asamblea.

El Papa hizo un llamado a la Iglesia para embarcar en un nuevo capítulo de evangelización para formar nuevos misioneros discípulos de Jesús.

Los obispos y otros ponentes subrayaron que los hispanos católicos ya están encabezando este nuevo esfuerzo de evangelización con su participación el V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana, un proceso concebido por los obispos para desarrollar nuevos discípulos dentro de esa creciente población.

Fue en 2010 cuando la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos comenzó la planeación de la Asamblea.

En aquel momento, la visión de los obispos fue hacer un evento que impulsara la unidad entre líderes católicos que estaban enfocados en temas como el aborto y la eutanasia y los que se concentraban en temas de justicia social, como la pobreza, la inmigración, la guerra y la paz en tierras lejanas.

El obispo Robert McElroy, quien encabezó la delegación de San Diego, dijo que la Asamblea pretendía reforzar la enseñanza social de la Iglesia que es el fundamento de todos estos temas.

A siete años de haberse concebido, la necesidad de unidad es más grande que nunca, tal y como lo mencionaron muchos de los ponentes.

Ciertamente, las encuestas muestran que los estadounidenses están ampliamente divididos en temas políticos, económicos, raciales y sociales. Los católicos no se separan mucho de esas mismas tendencias.

Algunos líderes aseguraron en sus talleres que la Iglesia debe esforzarse más para hacer llegar el mensaje de fe.

“Creo que el papa Francisco nos está llamando a ser más valientes y creativos”, dijo el director asociado de la Oficina de Evangelización y Ministerio de Catecismo de la Diócesis de San Diego, Jospeh Horejs.

“Tenemos que pensar de forma diferente para enfrentar los retos que tenemos. La necesidad es la madre de la invención. Como dice el papa Francisco: ¡Vamos a hacer algo! ¡Vamos a revolver las cosas!”.

Para la Asamblea, los organizadores modificaron un lujoso salón de fiestas en una sala en donde se efectuaron las sesiones plenarias y donde también se llevaron a cabo las Misas. El salón tenía un impresionante fondo elaborado con obras de arte clásicas que eran cambiadas todos los días.

Sin perder la solemnidad, las Misas se efectuaban en un ambiente parecido al de un concierto en donde la imagen de los ponentes se proyectaba en pantallas gigantes mientras los delegados se tomaban fotografías con las celebridades de la Iglesia.

En las Misas, obispos de renombre reconocieron los retos que la Iglesia debe enfrentar y compartieron sus propios puntos de vista para enfrentarlos.

El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, fue el primero en hablar, salpicando sus comentarios con anécdotas personales.

“Ya podemos sentir los frutos de esta Asemblea, ¿vedad?”, preguntó. “Ya podemos sentir la presencia de Jesús. Durante el desayuno vi que un obispo le pagó la cuenta de un laico. ¿Cuándo vemos eso? Es un milagro”.

Luego regresó al tema central.

“Jesús nos llama a ser discípulos. Nos llama a la unidad. Nos da alegría y nos envía en una misión. Discipulado, unidad, alegría y misión. ¡Acostúmbrense a esas palabras! Ese es el tema de esta Asamblea”, dijo el cardenal Dolan.

“Nosotros, sus pastores, creemos junto al papa Francisco que renovar nuestra alegría es esencial para profundizar la vitalidad y confianza del catolicismo en estos momentos”.

‘Un nuevo comienzo’

Uno de los los investigadores más prominentes, Hoffsman Espino, expuso con optimismo la transformación que está sucediendo dentro de Iglesia de Estados Unidos al señalar que los cambios representan una oportunidad de crecimiento.

“Es un momento maravilloso para ser católico en los Estados Unidos”, aseguró a los delegados presentes.

Espino subrayó que la Iglesia en los Estados Unidos está experimentando la transformación demográfica y cultural más grande desde la oleada de católicos que llegaron de Europa Occidental en el siglo 19 y principios del 20.

Los hispanos representan el 71 por ciento del crecimiento dentro de la población católica en los Estados Unidos desde 1960. Hoy, los hispanos conforman el 40 por ciento de los católicos en los Estados Unidos.

En estos momentos, el grupo étnico de mayor crecimiento dentro de la Iglesia son los católicos asiáticos.

En su ponencia, Espino dijo que un 25 por ciento de los católicos en este país son inmigrantes.

“Los inmigrantes traen consigo lo mejor de su fe y de su cultura para enriquecer la fe de las comunidades a las que llegan. Veneran al Señor así como a su nuevo país”, comentó.

“Los inmigrantes y sus hijos representan la esperanza de un nuevo comienzo”, afirmó el investigador.

Espino dijo que los inmigrantes “no son ni enemigos ni una amenaza”.

“Ellos son el rostro de Cristo, son el Evangelio viviente al que estamos llamados a abrazar con amor, misericordia y hospitalidad cristiana” apuntó Espino, quien recibió un aplauso fuerte.

El investigador retó a los delegados a pensar en cómo es que ellos están ayudando a los inmigrantes para que se integren a sus respectivos ministerios.

“¿Ven ustedes los rostros de los inmigrantes en la fe de nuestras comunidades? ¿Los ven ustedes en nuestras oficinas diocesanas y en nuestras organizaciones? ¿Los ven en nuestras escuelas católicas, en las universidades y en los seminarios? ¿Estamos escuchando sus voces en todos esos contextos?”

Espino dijo que dentro de una gran transformación geográfica, el día de hoy, más de la mayoría de los católicos en los Estados Unidos vive en el Sur y en el Oeste del país y no en las regiones que históricamente han sido base de la vida católica, como lo es el Medio Oeste y el Este de la nación.

Sin embargo, Espino comentó, que no hay suficientes parroquias, escuelas y centros pastorales en el Sur y Oeste para apoyar la evangelización y la formación de líderes católicos de las próximas generaciones en los Estados Unidos.

Varios talleres se enfocaron en el tema de la gente que ha abandonado la Iglesia, especialmente los jóvenes.

Cerca de 20 millones de personas en los Estadios Unidos, que nacieron y crecieron dentro de una familia católica, ya no se identifican con esta fe, incluyendo millones de hispanos, explicó Espino.

“¿Por qué las religiones organizadas, particularmente el catolicismo, no funciona para ellos? ¿Sabemos que ellos se han ido? Y si lo sabemos, ¿dónde está nuestra indignación?”, preguntó.

‘Estamos llamados a hacer más’

Los ponentes en la Asamblea subrayaron que las periferias son el nuevo “campo de misión” de todos los líderes católicos.

El arzobispo José Gómez de Los Ángeles abordó el tema en una poderosa presentación que hizo el 3 de julio.

Explicó que, de acuerdo al papa Francisco, existen dos tipos de periferias.

Las periferias físicas: son donde vive la gente pobre, incluyendo las prisiones y los campamentos de indigentes. Y las periferias existenciales: “son los lugares donde la gente se siente herida y siente que su vida ya no tiene sentido. Son los lugares donde la gente vive con adicciones y muchas formas de esclavitud y auto engaño”.

“Para ser honesto, estos son los lugares a los que a la Iglesia no le gusta ir”, dijo Gómez.

Reconoció que la Iglesia siempre ha estado presente en las periferias a través de sus escuelas, parroquias y ministerios, y que algunas veces es la única entidad que atiende a estas comunidades.

“Lo podemos hacer todavía mejor, estamos llamados a hacer más, ese es nuestro reto.”

Gómez apuntó que los avances de la tecnológica moderna y la globalización no han logrado unir de la gente. “Más bien, nos han apartado aún mas”.

“Nuestras familias se están rompiendo. Nuestras comunidades están perdiendo su sentido y su estabilidad. Cada vez hay más gente en nuestra sociedad que se siente fuera de lugar”, dijo.

Gómez explicó que las periferias existenciales son consecuencia de una cultura social que se alimenta del pecado, una cultura que desecha todo aquello a lo que no le encuentra utilidad.

“La gente se siente sin poder alguno y excluida. Cuando hablamos de la violencia diaria que vivimos, la epidemia a la adicción de los opioides o el alarmante incremento en el número de suicidios, especialmente entre los jóvenes, estamos hablando de periferias existenciales”.

“Es ahí que como Iglesia debemos ir para ayudar a esa gente que se siente herida”, manifestó.

Gómez recordó las palabras finales que Jesús dijo a sus discípulos, “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

“Ser cristiano significa algo más que solo aceptar a Jesús”, afirmó.

“Jesús nos llama a seguirlo, y esa es una acción, una decisión que implica un estilo de vida a seguir y es por eso que estamos en esta Asamblea.

“Sabemos que la misión de la Iglesia no es solamente trabajo de los obispos, de los clérigos y de los profesionales de la Iglesia. Ustedes están aquí porque han escuchado el llamado de Jesús que dice ‘síganme’. Ustedes están aquí porque saben que Jesús quiere que sean parte de esta misión de redimir al mundo.”

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